Me faltan palabras
De pronto se me han puesto abejas (que no mariposas) en el estómago, y no es porque tenga hambre. Ojalá supiera escribir un poema de amor, un poema de ausencia y de ganas de abrazos y caricias. Y en mi memoria, aunque rebuscando, no encuentro quien, mucho mejor que yo, ponga ahora mismo esas palabras.
Un poema que hable de un beso en el cuello, una caricia en el brazo y otra que sigue la línea de su columna, de un rayo de sol que ilumina, en un instante, uno de sus rizos o como, mientras despierta, con los ojos todavía cerrados, me abraza fuerte y me besa en la nuca.
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