miércoles, 23 de septiembre de 2009

Anoche soñé que iba desnuda por la calle y nadie parecía extrañarse. Me encontraba en buena compañía e íbamos juntos como si la falta de ropa no importara nada. Fuimos a parar a una casa deshabitada y desvencijada, pero ya entonces estaba sola (los sueños son como películas donde hay escenas que se cortan no se sabe muy bien por qué), en las paredes aparecían direcciones de internet que yo iba apuntando en una libreta como si se tratase de palabras en sánscrito que tuviera que traducir en un futuro.
Era curioso que el pudor no me venciera, solo en algún instante me preguntaba (siempre con mi "gran" autoestima) por qué mi compañero no parecía avergonzarse de mis orondas y maduras carnes al aire. Recuerdo que en el propio sueño pensé que algo en él me estimaba y... hasta le gustaba.
Pienso que no está bien que a todo el mundo me muestre desnuda, debo resguardar mi intimidad porque no todos son capaces de apreciarla. Pero soñar con una persona a la que ¿quiero? y, además, estar desnuda, no acabó en pesadilla sino con una agradable sensación de bienestar conmigo misma.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Siempre que alguien me dice que estoy más delgada aprovecho para atiborrarme de comida. Hay algún resorte en alguna parte de mi ser que me impide sentirme bien conmigo misma, es una forma de autocastigo. ¿Cómo hemos consentido aprender a autoflagelarnos?