Cielo, mar y arena
"no quiero dormir sin tus ojos,
no quiero ser sin que me mires:
yo cambio la primavera
por que tú me sigas mirando."
(Pablo Neruda)
Cuando llegamos se oía el rumor de las olas en ese ir y venir y, por encima de nuestras cabezas, se desplegaba un cielo repleto de estrellas, tan juntas, que se hacía difícil adivinar dónde estaba Hércules o el triángulo de verano.
Nos quitamos la ropa y la arena estaba de una frialdad acogedora que descargó tensiones y miedos.
Apenas se veía la espuma del mar pero nos adentramos en sus aguas, también acogedoras, que nos abrazaron mientras susurraban antiguas palabras de amores eternos.
Los "ay" y los gritos alegres, mientras las olas nos alcanzaban, rompieron la noche silenciosa y, al salir y tumbarnos en la arena, el cielo estrellado nos arropó en nuestros abrazos.
¡Qué felicidad sentir el mundo unida a tus alas!
4 navegantes:
Me alegra, compa Tha, comprobar que, tras tu experiencia en Atapuerca (que he seguido atentamente a través de tu revitalizado blog), vuelves a darle continuidad a este invento. Por aquí andaremos trasteando...
Un fuerte abrazo y buen fin de semana.
¡Hola Manuel! pues sí aquí estamos otra vez. Lo cierto es que me siento muy a gusto aquí, cada cosa tiene su "aquel" y cuando te pones en plan intimista me gusta el pequeño blog.
¡Abrazo fuerte! y a disfrutar del finde, a ver si puedo ir hoy a ver Batman...
Todos los años, antes de ir a la cena de Nochebuena, me acerco solo hasta la playa y me paso un buen rato mirando el mar y las estrellas. Luego me voy al bullicio de la cena. Me viene muy bien ese momento.
Estrellas, mar y soledad.
Un beso.
¡qué suerte tener la playa cerca! Me gustan esos momentos de soledad frente al mar pero ay de esos otros en compañía... ;)
¡Besos!
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