Concierto de órgano
Esta tarde asistí a un concierto de órgano. Éstos necesitan de lugares enormes donde se escuche su música en todo su esplendor, pero es curioso... si sus notas no me llevan lejos de allí, de las imágenes sufrientes, de los angelotes de caritas tristes, el boato y la magnificencia, entonces no me llega. Debo sentir que vuelo fuera, a bosques de árboles milenarios, playas de olas enormes o bien adentrarme en mí misma hasta llegar a un estado similar al que consigo con el yoga. Es cerrar los ojos y desaparecer dentro.
Claro que esto se echa a perder si detrás hay dos cotorras que en lugar de marcharse en la primera pieza, deciden hablar y levantar la voz, eso sí, a la hora de aplaudir son las primeras, adelantándose al final de la obra.
Pero hay que reconocer que algunas iglesias tienen una acústica maravillosa.
2 navegantes:
Una música preciosa, desde luego, y más si el entorno ayuda. Y haberlas dicho que te dejaran de tocar los... organos.
Carpe Diem
AY amiga, fliparías con los conciertazos que dan aquí en la mezquita, (Aunque de órgano aún no he asistido a ninguno). Qué penica que estés tan lejos :( .
Publicar un comentario