Noche en Krakow. He dormido con 5 tios y una tia. Unos ronquidos espantosos, capaces de oirse ahí en España. Pero no me importó demasiado... llegó un momento en el que pude conciliar el sueño y disfruté del momento, porque no se está siempre con cinco escoceses pelirrojos, jóvenes y guapos.
Ayer ya me reconcilié un poco con Londres. Está decidido que la próxima vez que venga me voy de barrios y paso de lo tipical. Las casas son preciosas, pero por el centro la gente va casi corriendo, en los semáforos no se respeta a la gente que quiere ir despacio y enseguida cambian. Si ya eso me causa cierta angustia normalmente, en un país donde no se habla mi idioma mucho más. Pero bueno... ya lo he superado, me habría gustado estar un par de días más, bien dormida.
Desde luego estoy hecha para el campo. Durante este día y medio en Londres he visto el British Museum, el de Historia Natural y, aunque parezca boba, me emocioné más con un pato que vi nadando por un pequeño río. Las momias me dieron pena (¿acaso no merecen el mismo respeto que le damos a nuestros muertos?), y eso de ver tantas maravillas de todos los países del mundo en lugar ajeno... Cuando visité el museo de El Cairo, fue tan distinto... O igual es que puse excesivas espectativas, o como dice Siouxie, me faltaba sueño.
Anoche, al llegar, dimos un paseo por Cracovia buscando donde cenar. Me ha gustado, parece tranquilo, calles espaciosas, pulmón interior, en cuanto termine de desayunar y aporrear el ordenador de mi sobrina vamos a por más.