domingo, 9 de mayo de 2010

Los 46

Llegaron ya, aunque llevaba como dos meses antes asimilándolo. Me pasa siempre igual, empiezo a pensar en la nueva edad antes de que llegue, así que si me preguntan en ese impasse siempre dudo.
Es un bonito número 4 + 6 = 10 = 1 + 0 = 1. Es como un comienzo y sí, tiene mucho de eso. Si todo va bien, en septiembre estaré matriculada en la universidad (la UNED). 28 años más tarde de cuando tuve la oportunidad. Pero todo llega en su momento, entonces no había nada que me entusiasmara, o bien me entusiasmaba todo. Ahora, más o menos, tengo una vida resuelta y me puedo permitir el lujo de perderme en los libros para encontrarme a mí misma. En un principio no llevaba idea de sacar la carrera pero luego me dije que es bueno tener metas y una de las mías podría ser un título.
Me hace ilusión y por otro lado le tengo terror. Nadie me exige nada, no le debo nada pero yo misma me comprometo y me desilusiono si no alcanzo mis propias expectativas.
Pero hoy no quería hablar de mi edad. Empecé a escribir esta entrada justo el día de mi cumpleaños pero la dejé ahí porque era un escribir por escribir. Y es que tengo la necesidad imperiosa de coger el teclado y lanzarme pero me busco excusas para ir dejándolo. Quien me lea habitualmente sabe que no es la primera vez que lo digo. Sigue siendo la puñetera exigencia la que me rompe el goce por la escritura, si hay algo que no sale bonito rozando la perfección lo descarto. ¿Será que en el fondo escribo para que me lean? será... :)